ACTO PRIMERO
ESCENA PRIMERA
Santiago, 1854. Una ventana da a la calle.
JAVIERA asomada a la ventana, mira las estrellas.
Entra IGNACIO.
IGNACIO: - Javiera.
JAVIERA: - ¿Ignacio?
IGNACIO: - ¿Qué es la vida?
JAVIERA: - ¿La vida?
IGNACIO: - La vida.
JAVIERA: - La vida es un flujo constante de energías, de ondas que entran y salen de fase; la vida es un camino cíclico que posee niveles y dimensiones, la vida es sueño, es una niña que nos regala flores. La vida es amor, y a su vez, el amor es el primer escalón hacia las puertas de aquello que llamamos vida.
IGNACIO: - Estoy anonadado.
JAVIERA: - ¿Por qué?
IGNACIO: - Una de todas las cosas que dijiste me cautivó de sobremanera.
JAVIERA: - ¿Qué cosa? (Ríe). Y eso que me come el sueño...
IGNACIO: - "Es una niña que nos regala flores". Eso es la vida, no podría ser sino eso.
JAVIERA: (Sonríe). Es hora de dormir. Buenas noches, mi niño.
IGNACIO: - Si algún día me regalas una flor, me veré en la obligación de despedirme de ti diciendo "Buenas noches, mi vida". Hasta entonces; buenas noches, mi niña.
JAVIERA: - ¡Deberías escribir eso!
IGNACIO: - Es lo que haré, con pergamino y pluma en mano.
JAVIERA: - Hermoso. ¿Lo compartirás conmigo?
IGNACIO: - Solo si me autorizas a parafrasearte de la manera más ornamentada que pueda imaginar.
JAVIERA: - Autorización concedida. Un beso. (sale).
IGNACIO: - Otro. (sale).
JAVIERA: - ¿Ignacio?
IGNACIO: - ¿Qué es la vida?
JAVIERA: - ¿La vida?
IGNACIO: - La vida.
JAVIERA: - La vida es un flujo constante de energías, de ondas que entran y salen de fase; la vida es un camino cíclico que posee niveles y dimensiones, la vida es sueño, es una niña que nos regala flores. La vida es amor, y a su vez, el amor es el primer escalón hacia las puertas de aquello que llamamos vida.
IGNACIO: - Estoy anonadado.
JAVIERA: - ¿Por qué?
IGNACIO: - Una de todas las cosas que dijiste me cautivó de sobremanera.
JAVIERA: - ¿Qué cosa? (Ríe). Y eso que me come el sueño...
IGNACIO: - "Es una niña que nos regala flores". Eso es la vida, no podría ser sino eso.
JAVIERA: (Sonríe). Es hora de dormir. Buenas noches, mi niño.
IGNACIO: - Si algún día me regalas una flor, me veré en la obligación de despedirme de ti diciendo "Buenas noches, mi vida". Hasta entonces; buenas noches, mi niña.
JAVIERA: - ¡Deberías escribir eso!
IGNACIO: - Es lo que haré, con pergamino y pluma en mano.
JAVIERA: - Hermoso. ¿Lo compartirás conmigo?
IGNACIO: - Solo si me autorizas a parafrasearte de la manera más ornamentada que pueda imaginar.
JAVIERA: - Autorización concedida. Un beso. (sale).
IGNACIO: - Otro. (sale).
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